Mensaje de Faustina Kowalska
Estamos rodeados de ruidos y nos distraemos tanto que no podemos escuchar la voz de Dios cuando nos habla.
Muchas veces pecamos gravemente cuando hablamos tanto, es mejor hablar a Dios que al prójimo, pedirle la gracia de sanar nuestra lengua.
Las almas que hablan mucho no pueden llegar a la santidad porque no recibimos las inspiraciones de Dios. A veces somos imprudentes en el hablar. La Virgen María guardaba todo en su corazón, es mejor vivir mas en el silencio para escuchar la voz de Dios, que solo se puede escuchar si se esta en recogimiento.
La lengua es pequeña pero hace cosas grandes. Hay que tener serenidad en el alma, es decir, recogimiento en Dios, Se hace mucho daño al prójimo y al alma.
No es bueno ser tan parlanchinas, le contamos cosas de mas a todo el que nos rodea, los ruidos de afuera nos distraen tanto que no tenemos tiempo de hacer comunión con Dios. El quiere que le hablemos en todo momento. María es nuestro mejor ejemplo del silencio.
Llevemos una vida de silencio interior. La distracción sofoca la voz de Dios. Si le hablamos constantemente a Dios, en algún momento escucharemos su voz
Sor Faustina.
Fuente: Rosario Echeverria