jueves, 30 de mayo de 2013

QUE ES LA EUCARISTIA?



PRESENCIA REAL DEL SEÑOR
La Eucaristía es la consagración del pan en el Cuerpo de Cristo y del vino en su Sangre que renueva mística y sacramentalmente el sacrificio de Jesucristo en la Cruz. La Eucaristía es Jesús real y personalmente presente en el pan y el vino que el sacerdote consagra. Por la fe creemos que la presencia de Jesús en la Hostia y el vino no es sólo simbólica sino real; esto se llama el misterio de la transubstanciación ya que lo que cambia es la sustancia del pan y del vino; los accidente—forma, color, sabor, etc.— permanecen iguales.
La institución de la Eucaristía, tuvo lugar durante la última cena pascual que celebró con sus discípulos y los cuatro relatos coinciden en lo esencial, en todos ellos la consagración del pan precede a la del cáliz; aunque debemos recordar, que en la realidad histórica, la celebración de la Eucaristía ( Fracción del Pan ) comenzó en la Iglesia primitiva antes de la redacción de los Evangelios.
Los signos esenciales del sacramento eucarístico son pan de trigo y vino de vid, sobre los cuales es invocada la bendición del Espíritu Santo y el presbítero pronuncia las palabras de la consagración dichas por Jesús en la última Cena: "Esto es mi Cuerpo entregado por vosotros... Este es el cáliz de mi Sangre...". Encuentro con Jesús amor.

Necesariamente el encuentro con Cristo Eucaristía es una experiencia personal e íntima, y que supone el encuentro pleno de dos que se aman. Es por tanto imposible generalizar acerca de ellos. Porque sólo Dios conoce los corazones de los hombres. Sin embargo sí debemos traslucir en nuestra vida, la trascendencia del encuentro íntimo con el Amor. Resulta lógico pensar que quien recibe esta Gracia, está en mayor capacidad de amar y de servir al hermano y que además alimentado con el Pan de Vida debe estar más fortalecido para enfrentar las pruebas, para encarar el sufrimiento, para contagiar su fe y su esperanza. En fin para llevar a feliz término la misión, la vocación, que el Señor le otorgue.
Si apreciáramos de veras la Presencia real de Cristo en el sagrario, nunca lo encontraríamos solo, únicamente acompañado de la lámpara Eucarística encendida, el Señor hoy nos dice a todos y a cada uno, lo mismo que les dijo a los Apóstoles "Con ansias he deseado comer esta Pascua con vosotros " Lc.22,15. El Señor nos espera con ansias para dársenos como alimento; ¿somos conscientes de ello, de que el Señor nos espera el Sagrario, con la mesa celestial servida.? Y nosotros ¿ por qué lo dejamos esperando.? O es que acaso, ¿ cuando viene alguien de visita a nuestra casa, lo dejamos sólo en la sala y nos vamos a ocupar de nuestras cosas.?
Eso exactamente es lo que hacemos en nuestro apostolado, cuando nos llenamos de actividades y nos descuidamos en la oración delante del Señor, que nos espera en el Sagrario, preso porque nos "amó hasta el extremo" y resulta que, por quien se hizo el mundo y todo lo que contiene (nosotros incluidos) se encuentra allí, oculto a los ojos, pero increíblemente luminoso y poderoso para saciar todas nuestras necesidades.

Recursos de: Aciprensa.com

lunes, 27 de mayo de 2013

DONDE ESTA DIOS? QUIERO VERLE. DONDE LO ENCUENTRO?


María Magdalena quería ver a Jesús, fue a buscarlo al sepulcro y no lo encontró: "Se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto" (Cfr. Jn 20, 18-18) María vio morir a Jesús en la cruz, pero no podía vivir sin Él, a toda costa quería volver a verlo: "Señor, si tú te lo llevaste, dime dónde lo has puesto".
Hoy estamos nosotros como María Magdalena: queremos ver a Jesús. Jesús murió, pero queremos estar con Él, tratar con Él. ¿Cómo tratar con Cristo Resucitado? ¿Dónde está Jesucristo HOY? La respuesta nos la da el mismo Jesucristo durante su encuentro con los discípulos de Emaús: a Cristo Resucitado se le encuentra en la Escritura, en la Eucaristía y en el propio corazón.
"Hoy" es también una expresión de confianza. El Señor nos lo enseña; no hubiéramos podido inventarlo. Como se trata sobre todo de su Palabra y del Cuerpo de su Hijo, este "hoy" no es solamente el de nuestro tiempo mortal: es el Hoy de Dios: Si recibes el pan cada día, cada día para ti es hoy. Si Jesucristo es para ti hoy, todos los días resucita para ti. ¿Cómo es eso? «Tú eres mi Hijo; yo te he engendrado hoy» (Sal 2,7). Hoy, es decir, cuando Cristo resucita. [San Ambrosio]" (Catecismo de la Iglesia Católica 2836)

1. La Escritura

    Los discípulos estaban tristes, perdidos, desconcertados; pero recobraron la paz y reencontraron el sentido de la vida cuando Jesús les explicó las Escrituras. Jesucristo vive en Su Palabra. "Recordad que es una misma Palabra de Dios la que se extiende en todas las escrituras, que es un mismo Verbo que resuena en la boca de todos los escritores sagrados, el que, siendo al comienzo Dios junto a Dios, no necesita sílabas porque no está sometido al tiempo." [San Agustín Psal. 103,4,1]
    Cuando escuchamos y gustamos la Palabra de Dios bajo la acción del Espíritu Santo entramos en contacto con Cristo Resucitado que nos habla.

    2. La Eucaristía

    Los dos de Emaús reconocieron al Señor en la fracción del pan: "¡Es el Señor!" (cf. Lc 24, 31-35 y  Jn 21, 7). Cuando queramos encontrarnos con Cristo sabemos bien que siempre estará en el Sagrario. Cristo Eucaristía es el cumplimiento de aquella promesa: "Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28,19)
    "Cristo Jesús que murió, resucitó, que está a la derecha de Dios e intercede por nosotros" (Rm 8,34), está presente de múltiples maneras en su Iglesia (cf LG 48): en su Palabra, en la oración de su Iglesia, "allí donde dos o tres estén reunidos en mi nombre" (Mt 18,20), en los pobres, los enfermos, los presos (Mt 25,31-46), en los sacramentos de los que Él es autor, en el sacrificio de la misa y en la persona del ministro. Pero, "sobre todo, (está presente) bajo las especies eucarísticas" (SC 7)." Catecismo 1373
    ¿Necesitas que alguien te escuche? Cristo Eucaristía
    ¿Necesitas fortaleza? Cristo Eucaristía
    ¿Necesitas luz y consejo? Cristo Eucaristía
    ¿Necesitas confianza? Cristo Eucaristía
    ¿Necesitas amar y ser amado? Cristo Eucaristía
    ¿Necesitas consuelo? Cristo Eucaristía
    ¿Necesitas pedir perdón y perdonar? Cristo Eucaristía
    ¿Necesitas llorar? Cristo Eucaristía
    ¿Necesitas desahogarte? Cristo Eucaristía
    ¿Necesitas un amigo fiel? Cristo Eucaristía
    ¿Necesitas compartir una alegría? Cristo Eucaristía
    ¿Necesitas compañía? Cristo Eucaristía
    ¿Necesitas paz? Cristo Eucaristía
    ¿Necesitas llenar el vacío de tu corazón? Cristo Eucaristía
    ¿Necesitas un sentido para tu vida? Cristo Eucaristía
    ¿Necesitas comprender y aceptar? Cristo Eucaristía
    ¿Necesitas orden en tus pensamientos, en tus sentimientos, en tus acciones? Cristo Eucaristía
    ¿No necesitas nada más que a Dios? Cristo Eucaristía

    3. Tu corazón

    Cleofás y su compañero reconocieron que ardía su corazón cuando Cristo les explicaba las Escrituras. Su corazón estaba en búsqueda y ellos supieron escuchar. Un corazón que escucha es lo único que Cristo Resucitado necesita para revelarse a sus amigos. Por eso a Dios le agradó tanto la súplica de Salomón: "Dame, Señor, un corazón que escucha" (cf 2 Crónicas 1, 9-10)
    Jesucristo Resucitado enseñó a sus discípulos a aplicar una nueva mirada para encontrarle después de su pasión y muerte: una mirada de fe.
    Si entramos en contacto con la Escritura pero no gustamos la Palabra de Dios en el propio corazón, como María, somos como sordos. Si estamos ante Cristo Eucaristía pero no lo acogemos en nuestro corazón con fe, amor y confianza, somos como ciegos incapaces de ver por más que lo tengamos delante.
    Podríamos decir que el corazón humano, templo del Espíritu Santo, es el lugar de encuentro con Cristo Resucitado.
    Foto de ermita del Sagrado Corazón en el Centro misionero y de espiritualidad de Chilapa, Veracruz. El arco representa el corazón humano que acoge la Eucaristía y la Palabra de Dios; es puerta al cielo, teniendo a María como maestra y dulce pastora camino al Paraíso. Al fondo, el sol naciente: Cristo Resucitado, vida nueva que triunfa sobre las tinieblas del pecado y de la muerte.

    Padre Evaristo Sada.

    domingo, 26 de mayo de 2013

    LA ORACION DEL "NO SE", UN MODO SENCILLO DE REZAR PARA LOS QUE NO SABEN

    Imagen relacionada


    La oración es fácil y difícil a la vez. Es fácil porque es Dios el que toma la iniciativa y a nosotros nos toca responder. Es difícil porque nos gustaría “saber” muchas cosas en esta relación con Dios, pero con humildad tenemos que reconocer que no sabemos. Pero es precisamente en este “no saber” donde encontramos una gran riqueza si dejamos que Jesús nos hable…
    Les presento una oración sencilla para poder rezar con humildad aprovechando nuestras debilidades.

    Primera parte: mi alma le dice a Jesús: “no sé”,  y Jesús le contesta a mi alma…

    Mi alma: "no sé” qué decir…
    Jesús: es que no tienes que decir nada, tan sólo escucha.
    Mi alma: "no sé” cómo comenzar…
    Jesús: es que no hay que comenzar lo que inició desde toda la eternidad. Yo te amé con amor eterno.
    Mi alma: "no sé” cómo entrar en presencia de Dios…
    Jesús: me tienes dentro, busca bien, eres templo de Dios, haz silencio
    Mi alma: "no sé” qué hacer en la oración…
    Jesús: no tienes que hacer nada, sino dejarte mirar por mí, escucharme, lo demás, llega sólo.
    Mi alma: “no sé” cómo escuchar…
    Jesús: mi Palabra es eterna, inclínate hacia tu corazón, escúchalo, ahí está grabada


    Segunda parte: la oración del “no sé” en algunos personajes del Nuevo Testamento

    Magdalena: "no se" perdonarme....
    Jesús: no tienes que perdonarte, Yo te perdono y te levanto con dignidad, porque eres hija de un Rey.
    Tomás: “no sé” cuál es el camino…
    Jesús: ¿no ves el camino? Soy Yo, tócame, si te sujetas de mí y caminas a mi lado ya estás en el Camino y llegarás a la Verdad y la Vida.
    Felipe: “no sé” quién es el Padre, no lo veo…
    Jesús: quien me ha visto a mí, ha visto al Padre. Yo hago lo que es de su agrado.
    Pedro: “no sé” caminar sobre el agua…
    Jesús: fija en mí la mirada y podrás caminar sobre cualquier obstáculo. Si quitas tu mirada, te hundirás.
    Samaritana: "no sé” dónde puedo saciar mi sed…
    Jesús: ven a saciarte en mi fuente, Y soy el Agua que salta hasta la vida eterna.
    Lázaro: "no sé” cómo asumir el dolor y la muerte…
    Jesús: ¡no temas!, Yo Soy el Médico y la Medicina; la Resurrección y la Vida. El que cree en mí no morirá para siempre.
    Zaqueo: "no sé” cómo llenar el vacío de mi vida…
    Jesús: déjame entrar en tu casa y llenarte con mi compañía.
    Juan: "no sé” permanecer de pie junto a la cruz sin sentirme desfallecer…
    Jesús: si te caes, yo te sostendré. La fidelidad pasa por la valentía de reconocer que sin mí nada puedes, que tu fuerza soy yo.
    Marta: "no sé” qué hacer con mis cansancios y preocupaciones…
    Jesús: siéntate a mis pies, escucha mis Palabras, no te afanes tanto, no necesito que hagas mucho sino que ames mucho.
    Buen ladrón: "no sé” cómo reparar mi daño, devolver lo que he robado…
    Jesús: déjame robarte el corazón y llevarlo conmigo al cielo.


    Ejercicio para la oración:

    Puedes ponerte en presencia de Dios y presentar tus “no sé”… a Cristo, escuchando cómo Él te va respondiendo y así, dejar que te llene de su sabiduría. Nosotros “no sabemos”, Él es la sabiduría infinita que nos ama, nos conoce y nos abraza.
    Nos quiere enriquecer y por eso: “si quieres saber algo, no quieras saber algo en nada” (San Juan de la Cruz, Subida al Monte Carmelo)
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    El contenido de este artículo puede reproducirse total o parcialmente en internet, sin fines comerciales y citando siempre al autor y la fuente de la siguiente manera: Autor: P. Guillermo Serra, L.C.; publicado originalmente en:http://www.la-oracion.com

    sábado, 25 de mayo de 2013

    ORAR ES HABLAR CON EL AMADO






    ¿Dicen que rezar cambia las cosas, pero es REALMENTE cierto que cambia algo?


    ¿Rezar cambia tu situación presente o tus circunstancias?
    No, no siempre, pero cambia el modo en el que ves esos acontecimientos.

    ¿Rezar cambia tu futuro económico ? No, no siempre, pero cambia el modo en que buscar atender tus necesidades diarias.

    ¿Rezar cambia corazones o el cuerpo dolorido? No, no siempre, pero cambia tu energía interior.

    ¿Rezar cambia tu querer y tus deseos? No, no siempre, pero cambiará tu querer por el querer de Dios.

    ¿Rezar cambia como el mundo? No, no siempre, pero cambiará los ojos con los que ves el mundo.

    ¿Rezar cambia tus culpas del pasado? No, no siempre, pero cambiará tu esperanza en el futuro.

    ¿Rezar cambia a la gente a tu alrededor? No, no siempre, pero te cambiará a ti, pues el problema no está siempre en otros.

    ¿Rezar cambia tu vida de un modo que no puedes explicar? Ah, sí, siempre. Y esto te cambiará totalmente.

    Entonces, ¿rezar REALMENTE cambia ALGO? Sí, REALMENTE cambia TODO.

    "REZA, TEN FE Y NO TE PREOCUPES."


    La Barca de Pedro.

    EL ESPIRITU SANTO QUE LLEVA A LA VERDAD, A JESUS.


    VATICANO, 15 May. 13 / 09:47 am (ACI/EWTN Noticias).- En su catequesis de la audiencia general de hoy celebrada en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco explicó que el Espíritu Santo es quien le permite al cristiano conocer la Verdad, que es Cristo, y de esa forma lo ayuda a ser cristiano en todo momento, no solo a veces.

    A continuación el texto completo de la catequesis de hoy:
    Queridos hermanos y hermanas, buenos días,
    Hoy me quiero centrar en la acción que el Espíritu Santo realiza en la guía de la Iglesia y de cada uno de nosotros a la Verdad. Jesús mismo dice a sus discípulos: el Espíritu Santo "les guiará en toda la verdad" (Jn 16:13), él mismo es "el Espíritu de la Verdad" (cf. Jn 14:17, 15:26, 16:13).
    Vivimos en una época en la que se es más bien escéptico con respecto a la verdad. Benedicto XVI ha hablado muchas veces de relativismo, es decir, la tendencia a creer que no hay nada definitivo, y a pensar que la verdad está dada por el consenso general o por lo que nosotros queremos. Se plantean estas preguntas: ¿existe realmente "la" verdad? ¿Qué es "la" verdad? ¿Podemos conocerla? ¿Podemos encontrarla?
    Aquí me viene a la memoria la pregunta del procurador romano Poncio Pilato cuando Jesús le revela el sentido profundo de su misión: "¿Qué es la verdad?" (Jn 18,37.38). Pilato no entiende que "la" Verdad está frente a él, no es capaz de ver en Jesús el rostro de la verdad, que es el rostro de Dios. Y sin embargo, Jesús es esto: la Verdad, la cual, en la plenitud del tiempo, "se hizo carne" (Jn 1,1.14), que vino entre nosotros para que la conociéramos. La verdad no te agarra como una cosa, la verdad se encuentra. No es una posesión, es un encuentro con una Persona.
    Pero, ¿quién nos hace reconocer que Jesús es "la" Palabra de la verdad, el Hijo unigénito de Dios Padre? San Pablo enseña que "nadie puede decir: "Jesús es el Señor", si no está impulsado por el Espíritu Santo" (1 Cor 12:03). Es sólo el Espíritu Santo, el don de Cristo Resucitado, quien nos hace reconocer la verdad. Jesús lo define el "Paráclito", que significa "el que viene en nuestra ayuda", el que está a nuestro lado para sostenernos en este camino de conocimiento; y, en la Última Cena, Jesús asegura a sus discípulos que el Espíritu Santo les enseñará todas las cosas, recordándoles sus palabras (cf. Jn 14,26).
    ¿Cuál es entonces la acción del Espíritu Santo en nuestras vidas y en la vidade la Iglesia para guiarnos a la verdad? En primer lugar, recuerda e imprime en los corazones de los creyentes las palabras que Jesús dijo, y precisamente a través de estas palabras, la ley de Dios -como lo habían anunciado los profetas del Antiguo Testamento- se inscribe en nuestros corazones y en nosotros se convierte en un principio de valoración de las decisiones y de orientación de las acciones cotidianas, se convierte en un principio de vida.
    Se realiza la gran profecía de Ezequiel: "Los purificaré de todas sus impurezas y de todos sus ídolos. Les daré un corazón nuevo y pondré en ustedes un espíritu nuevo… infundiré mi espíritu en ustedes y haré que siga mis preceptos, y que observen y practiquen mis leyes". (36:25-27). De hecho, de lo profundo de nosotros mismos nacen nuestras acciones: es el corazón el que debe convertirse a Dios, y el Espíritu Santo lo transforma si nosotros nos abrimos a Él.
    El Espíritu Santo, entonces, como promete Jesús, nos guía "en toda la verdad" (Jn 16,13); nos lleva no sólo para encontrar a Jesús, la plenitud de la Verdad, sino que nos guía "en" la Verdad, es decir, nos hace entrar en una comunión siempre más profunda con Jesús, dándonos la inteligencia de las cosas de Dios. Y ésta no la podemos alcanzar con nuestras fuerzas. Si Dios no nos ilumina interiormente, nuestro ser cristianos será superficial.
    La Tradición de la Iglesia afirma que el Espíritu de la verdad actúa en nuestros corazones, suscitando aquel "sentido de la fe" (sensus fidei), el sentido de la fe a través del cual, como afirma el Concilio Vaticano II, el Pueblo de Dios, bajo la guía del Magisterio, indefectiblemente se adhiere a la fe transmitida, la profundiza con un juicio recto y la aplica más plenamente en la vida (cf. Constitución dogmática. lumen Gentium, 12). Probemos a preguntarnos: ¿estoy abierto al Espíritu Santo, le pido para que me ilumine, y me haga más sensible a las cosas de Dios?
    Y ésta es una oración que tenemos que rezar todos los días: Espíritu Santo que mi corazón esté abierto a la Palabra de Dios, que mi corazón esté abierto al bien, que mi corazón esté abierto a la belleza de Dios, todo todos los días. Pero me gustaría hacer una pregunta a todos ustedes: ¿Cuántos de ustedes rezan cada día al Espíritu Santo, eh? ¡Serán pocos, eh! pocos, unos pocos, pero nosotros tenemos que cumplir este deseo de Jesús: orar cada día al Espíritu Santo para que abra nuestros corazones a Jesús.
    Pensemos en María que «conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón " (Lc 2,19.51). La recepción de las palabras y las verdades de fe, para que se conviertan en vida, se necesita que se realicen y crezcan bajo la acción del Espíritu Santo. En este sentido, debemos aprender de María, reviviendo su "sí", su total disponibilidad para recibir al Hijo de Dios en su vida, que desde ese momento la transformó. A través del Espíritu Santo, el Padre y el Hijo establecen su morada en nosotros: nosotros vivimos en Dios y para Dios. ¿Pero nuestra vida está verdaderamente animada por Dios? ¿Cuántas cosas interpongo antes que Dios?
    Queridos hermanos y hermanas, tenemos que dejarnos impregnar con la luz del Espíritu Santo, para que Él nos introduzca en la Verdad de Dios, que es el único Señor de nuestra vida. En este Año de la Fe preguntémonos si en realidad hemos dado algunos pasos para conocer mejor a Cristo y las verdades de la fe, con la lectura y la meditación de las Escrituras, en el estudio del Catecismo, acercándonos con asiduidad a los Sacramentos.
    Pero preguntémonos al mismo tiempo cuántos pasos estamos dando para que la fe dirija toda nuestra existencia. No se es cristiano "según el momento", sólo algunas veces, en algunas circunstancias, en algunas ocasiones; ¡no, no se puede ser cristiano así! ¡Se es cristiano en todo momento! Totalmente.
    La verdad de Cristo, que el Espíritu Santo nos enseña y forma parte para siempre y totalmente de nuestra vida cotidiana. Invoquémosle con más frecuencia, para que nos guíe en el camino de los discípulos de Cristo. Invoquémosle todos los días, hagamos esta propuesta: cada día invoquemos al Espíritu Santo. ¿Lo harán? No oigo, eh, todos los días, eh! Y así el Espíritu nos llevará más cerca de Jesucristo. Gracias.

    martes, 21 de mayo de 2013

    EL LLAMADO DE DIOS... QUE ES, COMO LLEGA?


    EL LLAMADO DE DIOS PUEDE VENIR A CUALQUIER HORA, 
    ASI QUE ESTEMOS LISTOS EN TODO MOMENTO!


    DIOS NO QUIERE TU SACRIFICIO, SINO TU COMPROMISO



    El Señor llama e invita a seguirlo, es Él quien toma la iniciativa, es un llamado que está mas allá de la lógica humana, son los caminos de Dios que elige sin que uno se de por aludido, al principio por la inconsistencia de la propia vida 
    frente a la vocación que Dios da, es un llamado también que Dios nos hace que viene con la gracia a lo que Dios nos llama, Él nos invita a una determina tarea y nos da la gracia para llevarla adelante.

    Pero mas importante que la tarea que hacemos es este encuentro que se produce entre Dios y nosotros en clave de alianza, a esto es a lo que Dios nos llama, a la plenitud de encuentro con Él en distintos estados de la vida y cada uno se manifiesta de manera distinta. 


    LLAMADO DE DIOS


    Podemos ver que Dios llama de diferentes maneras:

    Moisés:  Lo llamó Dios en medio de la zarza para ser liberador de un pueblo. (Ex.3,4). 

    Samuel:  Como una voz desconocida en su habitación. (1 Sam. 3).

    Jeremías:  "Antes de formarte en el vientre materno, yo te conocía; antes de que salieras del seno, yo te había consagrado, te había constituido profeta para las naciones" .  Extendió su mano, tocó su boca y dijo: "Yo pongo mis palabras en tu boca (Jeremías 1:5-9). 

    Amós:  Yahvé me tomó de detrás del ganado y me dijo: "Ve y profetiza a mi pueblo Israel" (Amós 7,15).

    Isaías:  Entonces voló hacia mi uno de los Serafines.  Tenía un carbón encendido que había tomado del altar con unas tenazas, tocó con el mi boca y dijo:  "Mira, esto ha tocado tus labios, tu falta ha sido perdonada y tu pecado borrado". Y oí la voz del Señor que decía: A quién enviaré, y quién irá por nosotros?. Y respondí: "Aquí me tienes, mándame a mi."

    María: El ángel le dijo: "Alégrate. llena de gracia, el Señor es contigo".  "No temas María, porque has hallado gracia delante de Dios.  "Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y llamarás por nombre Jesús.(Lucas 1:28, 31). María le contestó: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu Palabra" (Lucas 1:38).

    Los Apóstoles:  La llamada de los primeros apóstoles de Jesús fue en el lago de Galilea, acabando de predicar sobre el Reino de Dios y llama a Simón, Andrés, Santiago y Juan. a tres pescadores (Marcos 1, 16-20).  Ellos con gran alegría renunciaron a todo por servir a Jesús.





    El Señor te está llamando, no solamente al seguimiento exclusivo de Él, sino a ser discípulo de Jesús en los distintas circunstancias de la vida. El Señor necesita en este tiempo profetas, de hombres y mujeres que sean la boca de Dios.

    En el llamado a Jeremías Dios extiende la mano sobre su boca y le pone su Palabra, hoy el Señor extiende su Presencia y nos da su Palabra, se entrega Él mismo para que lo hagamos presente a nuestros hermanos.

    Este llamado nos invita al encuentro con Él, donde se produce una profunda transformación de la persona elegida, otorgándole a quien es llamado esa clara conciencia de ser otro, Dios se dirige a la conciencia mas recóndita de cada uno de nosotros, a lo íntimo del corazón alterando la propia existencia y haciendo de uno una criatura nueva.  “Ahora no te llamarás mas Simón sino Pedro”, “Ya no Saulo sino Pablo” .






    Es Jesús quien nos llama a orar, quien te llama a estar con El, a ser su discípulo.  Es Jesús el que te llama por tu nombre, quien te prepara, quien te envía con instrucciones -por una hora, un día, un año, una vida-.  A algunos les pide que vendan todo, lo den a los pobres y lo sigan (Mateo 19,21)

    Contar y testificar lo que Dios ha hecho en tu vida es un mandato de Dios: "Venid, oíd todos los que teméis a Dios, y contaré lo que ha hecho a mi almas" (Salmo 66,16).  "Vete a tu casa, a los tuyos y cuéntales cómo ha tenido misericordia de ti". (Marcos 5,19).

    El nos envía cada día y nos provee lo necesario, por eso sólo debemos confiar en El y no tener miedo.  Cuando Dios nos llama nos capacita, nos prepara.


    Colaboración Radio María

    domingo, 19 de mayo de 2013

    TIENES QUE CREER



    TIENES QUE CREER
    (Grupo Sangre y Silencio, de mi compadrito Elvyn Ramos)


    Quiero compartir esta hermosa canción del Grupo Sangre y Silencio, porque en tres ocasiones (contadas), estando en el Santísimo, presentando ante mi Señor situaciones de las cuales me he sentido incapaz de resolver por mis propias fuerzas, mi emisora favorita Vida Fm 105.3, colocaba de inmediato esta canción.

    Otras veces, estando en intimidad con mi Jesús Eucaristía, comunicándole mis fantásticos puntos de vista, considerando que era la mejor decisión para que mis planes fueran todos correctos, y tímidamente pidiendo que se haga Su Voluntad, había salido de ese lugar santo buscando las tan deseadas respuestas inmediatas de mi Padre Amado y en medio de mi angustia y perturbación, soledad ante el monólogo, subía al carro, y allí estaba de nuevo la canción Tienes que Creer

    Cuando decidí escuchar las letras en vez de cantarlas, me derramé en llanto, porque en ese momento abría mi corazón y mis oídos espirituales para recibir tan hermoso mensaje de mi Padre.

    Que la disfrutes con la seguridad de que Dios tiene toda tu vida en sus benditas manos, solo Tienes que Creer.


    💜Joselin💜

    sábado, 18 de mayo de 2013

    VIGILIA DE PENTECOSTES 2013


    ¡Oh Señor, envía tu Espíritu, que renueve la faz de la tierra! 

    VIGILIA DE PENTECOSTES

    HOY me levanté con muchas ganas de hacer lo que la semana pasada Dios puso en mi corazón, celebrar una hermosa Vigilia de Pentecostés en mi hogar, con mi familia y me siento en este momento muy animada, por lo que siguiendo las instrucciones de la Guía Mensual del Plan Pastoral de mi amada iglesia Católica, nos hemos preparado a dar inicio a esta extraordinaria celebración, con la siguiente decoración.  

    No te pierdas al final de esta hermosa oración.  Bendito seas mi Dios.
















    Letra canción

    A que tu no sabes lo que en la iglesia pasó
    lo que en la iglesia pasó,
    lo que en la iglesia pasó.... (bis)

    Fue el Espíritu Santo
    Fue el Espíritu Santo
    Fue el Espíritu Santo que en ella se derramó..... (bis)




    Pentecostés quiere decir cincuenta y era una fiesta de los judíos celebrada siete semanas después de la Pascua, que en un primer momento se hacía para celebrar el fin de la cosecha de trigo (Ex. 23,14), que más tarde se convirtió en la fiesta de la renovación de la Alianza, celebrada por Dios y su pueblo a los cincuenta días de la salida de Egipto (2 Cron.15, 10-13).



    El Espíritu Santo es la tercera persona de la Santísima Trinidad.  El Espíritu Santo es el Paráclito.  El Espíritu Santo nos libera.  El Espíritu Santo nos da una vida nueva.  Es el poder activo de Dios, es Dios en acción, nos enseña, nos guía, nos consuela, nos santifica y nos da la vida.

    Dones del Espíritu Santo:

    Don de Sabiduría: Da un gusto por cuanto se refiere a Dios y lleva a estimular y saborear las cosas divinas; discierne lo que se debe hacer o evitar. Es el más excelso de todos los dones.  Nos permite apreciar lo que vemos y presentimos de la obra divina.

    Don de Inteligencia: Permite penetrar en los misterios de la fe y la Palabra revelada. El Espíritu Santo nos lleva al camino de la contemplación para acercarse a Dios.  Da las instrucciones acerca de los caminos de Dios, que no se estudian en los libros, sino de rodillas en el reclinatorio.

    Don de Consejo: Inspira al hombre lo que debe hacer y lo que debe insinuar a los demás, conforme a la voluntad de Dios.  Es el don de la conducta acertada. Permite estar acorde con lo justo y lo bueno.

    Don de Ciencia: Es el don del Espíritu Santo que nos permite acceder al conocimiento.  Permite descubrir la presencia divina en las cosas pequeñas y acontecimientos mayores, para reflexionar, meditar y contemplar.

    Don de Fortaleza: Es lo que nos permite ser dóciles a la fuerza y al dinamismo de Dios, que ayuda a resistir a las tentaciones y a vencerlas.  Mueve a cumplir la voluntad divina.  Ayuda en la perseverancia como una fuerza sobrenatural. Nos ayuda a soportar pacientemente y con valentía las dificultades de la vida.

    Don de Piedad: El corazón del cristiano no debe ser ni frío ni indiferente.  El calor de la fe y el cumplimiento del bien es el don de la Piedad, que el Espíritu Santo derrama en las almas. Inspira confianza para abandonarse en las manos divinas de Dios.

    Don de Temor: Es el cariño de hijo y no de esclavo.  Impide ofender al Padre Celestial.  Hace pensar más en la bondad que en el castigo.  Es el don que nos salva del orgullo, sabiendo que lo debemos todo a la misericordia divina.


    En la iglesia esta celebración es muy importante, porque en ella siempre se ha visto el inicio público de la iglesia que se lanza a cumplir su misión de continuadora de la misión de Jesús.  Es el día de la iglesia, de la comunidad cristiana, porque este día y para siempre el Espíritu Santo la anima, la impulsa, la dirige, la fortalece, la conduce, la defiende, la vivifica, le recuerda todo lo que Jesús hizo y dijo, la ilumina y lo hace presente en ella.


    Hechos de los Apostoles 2, 1-11

    Al llegar el día de Pentecostés, estaban los discípulos todos juntos en el mismo lugar. 

    De repente vino del cielo un gran ruido, semejante a la ráfaga de un viento impetuoso, y llenó toda la casa donde se encontraban.

    Entonces aparecieron lenguas como de fuego, que se repartían y se posaban sobre cada uno de ellos. 

    Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en lenguas extrañas, según el Espíritu los movía a expresarse.

    Se encontraban por entonces en Jerusalén judíos piadosos venidos de todas las naciones de la tierra. 

    Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. 

    Todos, sorprendidos y admirados, decían:

    «¿No son galileos todos los que hablan? Entonces, ¿cómo es que cada uno de 
    nosotros los oímos hablar en nuestra lengua materna? Entre nosotros hay partos, medos, elamitas, y los que vivimos en Mesopotamia, Judea y Capadocia, el Ponto y Asia, Frigia y Panfilia, Egipto y la parte de Libia que limita con Cirene; los romanos que estamos de paso, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos los oímos proclamar en nuestras lenguas las grandezas de Dios».

    Palabra de Dios.



    Pentecostés es fiesta grande para la Iglesia. Y es una llamada a abrir los corazones ante las muchas inspiraciones y luces que el Espíritu Santo no deja de susurrar, de gritar. Porque es Dios, porque es Amor, nos enseña a perdonar, a amar, a difundir el amor.

    Podemos hacer nuestra la oración que compuso el Cardenal Jean Verdier (1864-1940) para pedir, sencillamente, luz y ayuda al Espíritu Santo en las mil situaciones de la vida ordinaria, o en aquellos momentos más especiales que podamos atravesar en nuestro caminar hacia el encuentro eterno con el Padre de las misericordias.


    "Oh Espíritu Santo,
    Amor del Padre, y del Hijo:

    Inspírame siempre
    lo que debo pensar,
    lo que debo decir,
    cómo debo decirlo,
    lo que debo callar,
    cómo debo actuar,
    lo que debo hacer,
    para gloria de Dios,
    bien de las almas
    y mi propia santificación.

    Espíritu Santo,
    dame agudeza para entender,
    capacidad para retener,
    método y facultad para aprender,
    sutileza para interpretar,
    gracia y eficacia para hablar.

    Dame acierto al empezar,
    dirección al progresar
    y perfección al acabar.
    Amén"
     (Cardenal Verdier).


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