domingo, 18 de octubre de 2015

ESCUCHAR Y VER A DIOS EN LA MISA


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1.  Servir en la Misa: Ser activo y participar de alguna manera sirviendo en Misa, es una de las mejores formas de experimentarla al máximo nivel posible la presencia de Dios. Hay muchas maneras de permitir a todos la oportunidad de servir, ya sea un lector, siendo ministro extraordinario de la Comunión, músico o cantante, llevar la cesta entre los fieles al momento de recibir las ofrendas. Nunca subestimes nada esto, puede sorprenderte el efecto que puedas recibir para tu bienestar.

2.    Reza con fervor: La misa es un verdadero encuentro personal con Jesucristo, Señor y Salvador. Es la fuente de nuestra vida como católicos, sin embargo, la oración es la fuente de nuestra vida espiritual sobre una base diaria. Incluso si es un rápido “Demos gracias a Dios” o un “Gloria”, cuando estás por salir de la casa, eso prepara tu corazón y dirige tu enfoque hacia Él. Pídele a Dios que te hable. Pídele a Dios que se revele ante ti. Pídele a Dios que te ayude a verlo y escucharlo en la Misa. Él responderá.

3. Escucha de verdad y atentamente: ¡Si, es verdad!, como todos, habrás escuchado muchas veces partes de la Misa durante toda tu vida, pero si no eres cuidadoso con el tiempo, pueden llegar a convertirse solo en palabras. Las palabras recitadas son inútiles sin un significado sincero. Escucha las palabras dichas en la Misa, permite que las palabras de las oraciones y el Credo sean el grito de tu corazón y la proclamación de tu fe.

4.  Conoce la Biblia: No solamente debes leer las lecturas de la Misa de cada día, estudia de verdad la Biblia, para entender como son tomadas las partes de la Misa directamente de las Escrituras. Estúdiala a fondo y verás cómo la Misa puede transportarte a un tiempo diferente, una vida diferente, un encuentro diferente con el Salvador. Cuando te tomas el tiempo para explorar el contexto histórico y la cultura de las lecturas que se escuchan en la Misa, cuando reflexionas sobre su significado en tu vida, cuando logras entender mejor lo que estas escuchando en la Misa y aplicarlo a tus propias situaciones, es entonces cuando comienzas a «ver» a Jesús en la Misa y a «escuchar» su voz.

5.  Participa: Canta las canciones, profesa tu fe en el Credo con gran ardor, pronuncia el Gloria a viva voz y da tus ofrendas con alegría. Nunca sacarás nada provechoso de la Misa si no comienzas a participar en serio.

6. Llega temprano: Llega entre 5 y 10 minutos antes, así tendrás tiempo para orar un momento, sentarte en silencio delante de Dios, y retraer tu mente antes de celebrar la Misa. Al llegar temprano, también evitas el ajetreo y el estado estresante de apresurarse a Misa para llegar a tiempo o un par de minutos tarde, y tratar de calmarte lo suficiente para escuchar bien la Misa.

7.   Obtén la ayuda de un santo: Aprendamos de quienes nos han precedido, ya que ellos han allanado el camino y son los grandes expertos en la materia. Lea sobre la vida de los santos y sus creencias, interacciones y puntos de vista de la Misa. Se sorprenderá al saber de sus historias sorprendentes de conversión y que fueron personas normales como tú y como yo, pero que permitieron que Dios entrara en sus vidas, haciéndola extraordinaria. Entonces, entenderás como ellos veían la Misa, como escucharon y vieron a Jesús en la Misa, y que obtuvieron de ello, reza y pide por su ayuda, para que la experimentes como ellos lo hicieron, para ver lo que vieron y escuchar lo que escucharon.

8.  Aceptar y abrazar las imperfecciones: Seamos honestos, en la Misa, algunas veces te encontrarás bebés llorando, personas irrespetuosas hablando, gente que no viste adecuadamente o que no actúan como se espera. Puede que haya momentos de errores, tal vez esa persona sentada a tu lado o detrás de ti, no pudo cantar una sola nota afinada, o algunas otras personas a tu lado, hablaban de sus asuntos personales mientras el Padre leía la homilía. Cuando se encuentre distraído por algunas de estas cosas, siga adelante, ayúdate con un crucifijo, fija tus ojos en él, y en silencio pida a Jesús por estas personas, pídale a que lo ayude a enfocarse y a que lo coloque de nuevo donde tiene que estar: centrado en Él.

9.    Prepárese con tiempo: lea las lecturas antes de ir a misa, rece antes de salir de casa y discuta con familiares o amigos sobre las lecturas y lo que puede reflexionar y aplicar en su vida antes de participar de la Santa Misa.




PildorasdeFe.net del artículo publicado originalmente en Catholic365.com. Autor: Amelia Carlson

jueves, 15 de octubre de 2015

LA PRESENCIA DEL ESPIRITU SANTO.


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Hay que creer y confiar que el Espíritu Santo vive en nosotros, para reconocer su voz y dejarle actuar en nuestra vida. 

Del artículo publicado por La-palabra.com, donde nos explica la manera sencilla de como escuchar la suave voz del Espíritu Santo, quiero agregar algunos momentos personales de las veces que reconozco la presencia del Espíritu Santo en mis momentos de oraciones.

La mayor parte del tiempo que pasamos en intimidad con Dios, estamos tan ansiosos por experimentar manifestaciones espirituales, que nos olvidamos de lo esencial de ese preciso momento: descansar en la presencia de Dios.

Recuerdo un impactante momento cuando sentada en mi escritorio, después de mi almuerzo, me encontraba en la tranquilidad de la oficina, y como parte de mi descanso, quise hablar con mi Angel Custodio. Inicie con una pequeña invitación para que viniera a hablar conmigo. Le manifestaba mi gran deseo de conocerlo, de saber su nombre, de escuchar su voz, de que algo sobrenatural ocurriera a mi alrededor para convencerme de que estaba allí conmigo y que es real.

Ahora me doy cuenta, de que a pesar de mi ignorancia espiritual en ese tiempo, le agradezco a mi Dios las infinitas maneras que nos invita diariamente a conocerle, amarle, seguirle, servirle, y que fuera a través de sus Santos Angeles y Arcángeles, que yo sintiera en ese momento curiosidad y deseos de experimentar cómo se inicia el camino de la santidad, para llegar a disfrutar de las "cosas" del Reino de Dios desde cualquier lugar del mundo.

Anhelaba ese detalle de parte de Dios. Era como parte de una negociación humana, "yo lo creo si me permites experimentarlo ". Pero dice su Palabra, en el Evangelio de San Juan 20, 24-29 :

"Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con elllos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le dijeron: "Hemos visto al Señor", pero el contestó: "Hasta que no vea la marca de los clavos en sus manos, no meta mis dedos en el agujero de los clavos y no introduzca mi mano en la herida de su costado, no creeré". 
Ocho días después, los discípulos de Jesús estaban otra vez en casa, y Tomás con ellos. Estando las puertas cerradas, Jesús vino y se puso en medio de ellos. Les dijo: "La paz esté con ustedes". Después dijo a Tomás: " Pon aquí tu mano y métela en mi costado. Deja de negar y cree". Tomas exclamó: "Tu eres mi Señor y mi Dios". Jesús replicó: "Crees porque me has visto. Felices los que no han visto, pero creen!"

Entonces en la computadora, comencé a escribirle insistentemente a mi Angel de la Guarda para que se revelara en ese momento que estaba en la soledad de mi oficina. Al aumentar mi ansiedad de clamor y no ver respuesta, eliminé toda la escritura y cerré la hoja de texto para retomar mi trabajo ordinario.

Aproximada la hora de salida, cerraba los programas de trabajo, y de repente se abre la hoja de texto que anteriormente había cerrado, con el siguiente texto escrito en el margen izquierdo superior de la hoja:


"No tienes que pensar,
No tienes que planear,
Simplemente sucede."


Más que sorprenderme estas palabras, me impactaba el hecho de que yo no había dejado nada escrito en la hoja cerrada, y mucho menos estas palabras tan coherentes y sencillas, en forma de verso.

Repaso la lectura varias veces y ando buscando su procedencia de alguna página que yo hubiese tenido abierta en la computadora mientras hacía mi trabajo. Hasta ese momento dominaba mi carne y por mi mente jamás pasó la idea de creer que estas palabras las puso allí mi Angel de la Guarda.

Bendito sea Dios y sus Angeles!!!!! Wao... lo recuerdo como hoy, cuando quise cerrar este mensaje divino, es que decido imprimirlo para averiguar su procedencia al otro día, y al tenerlo en mis manos es que reacciono su contenido y me puse nerviosa al reconocer que esta era la respuesta de mi clamor cuando le pedía a mis ángeles una manifestación de su presencia.

Así pasa cuando queremos que el Espíritu Santo nos hable, nos quiere hablar, pero a veces nos cuesta escucharle. Esto sucede porque hay muchas otras voces que constantemente nos llegan de todos lados pidiendo atención. Todas quieren penetrar en nuestros razonamientos e influir en las decisiones que tomamos.

Pensemos en todas las voces, unas útiles, otras inútiles, que escuchamos durante el día: voces de familiares, amigos, compañeros de trabajo y vecinos. 

Con todas estas voces que llegan al oído y a la mente, uno tiene que preguntarse:

¿Cómo puedo discernir lo correcto y lo erróneo en todas estas voces? 

💜Joselin💜

Estar conscientes de Dios. 
El Señor nos ama a todos por igual. Nos creó a todos con la misma capacidad espiritual, de modo que nadie debe sentirse en desventaja al tratar de escuchar la voz del Espíritu Santo o reconocer la obra de Dios en su vida. La Escritura contiene magníficos relatos acerca de personas como San Pedro, la Virgen María y San Felipe, que percibieron la guía del Espíritu Santo aun cuando esa guía parecía extraña al principio.

Practicar la escucha. 
Reconozcamos que el Espíritu Santo quiere hablarnos a todos, hasta ser la voz dominante en nuestra mente, y mientras mejor dispuestos estemos a aceptar la obra del Espíritu de hacernos ver nuestros pecados, convencernos de amar al Señor y edificar la Iglesia, más nos acercaremos a Cristo y avanzaremos por el camino de la santidad. Igualmente, encontraremos que la gracia de la Confirmación tiene una influencia cada vez más poderosa en nuestra vida personal y espiritual.

Creamos pues que podemos estar conscientes de la presencia de Dios; creamos que el Espíritu Santo realmente nos habla y tratemos de percibir lo que nos trata de decir cada día, para que estemos más atentos a sus inspiraciones.

Al mismo tiempo, comprometámonos a poner en práctica al menos una buena acción que nos parezca percibir en la mente cada día de este mes. Cuando estés haciendo oración o justo después de recibir la Sagrada Eucaristía, pídele al Espíritu Santo que te hable y te conceda los dones que quiera darte. Luego, pon atención a los pensamientos que lleguen a tu mente, escribe lo que te parezca que te dice el Espíritu Santo y busca la manera de ponerlo en práctica. Después de unos días, reflexiona y ve qué tipo de resultados han surgido de lo que te pareció escuchar o de lo que hiciste.

Fuente: La-palabra.com

jueves, 8 de octubre de 2015

CONSEJOS PARA CRECER EN LA VIDA DE ORACION


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La oración es clave para la salvación. San Agustín dice que el que reza bien vive bien; el que vive bien muere bien; y para el que muere bien todo está bien.

San Alfonso reitera el mismo principio: “El que ora mucho, será salvado; el que no reza será condenado; El que ora poco pone en peligro su salvación eterna”. El mismo santo afirmó que no hay ni personas fuertes ni débiles en el mundo, solo personas que saben cómo orar y otras que no lo hacen. En otras palabras, la oración es nuestra fuerza en todo tiempo y lugar.

Palabras de aliento para ayudarnos en el camino hacia el cielo a través del esfuerzo de crecer en nuestra vida de oración:

1. Tener Convicción y Determinación.
No hay ninguna persona de éxito en este mundo en cualquier empresa que no estuviese animado por una firme determinación para lograr su objetivo. Súper atletas, músicos consumados, profesores expertos y escritores famosos no llegaron a la perfección por desearlo y pensarlo, sino por una firme y tenaz determinación para alcanzar sus metas contra viento y marea.

Por esa razón, la doctora de la oración, Santa Teresa de Ávila, declaró: “Debemos tener una determinación decidida a nunca darnos por vencidos con la oración”.

Si realmente creemos en lo más profundo de nuestro corazón los tesoros de valor incalculable que se derivan de la oración, haríamos un objetivo importante en nuestra vida crecer constantemente en la oración.

2. Tener al Espíritu Santo como Maestro.
San Pablo nos dice que en realidad no sabemos pedir como conviene, sino que es el Espíritu Santo quien intercede por nosotros y nos enseña a decir “Abba” Padre. El Espíritu Santo es nuestro Maestro Interior. Con María, los Apóstoles pasaron nueve días y noches orando y ayunando y fueron empapados con el poder que viene de lo alto, del Espíritu Santo.

Antes de comenzar cualquier período de oración formal, por qué no invocar la Persona del Espíritu Santo para ayudarte en tu debilidad. Durante el curso de su período de oración por qué no pedir la presencia del Espíritu Santo que ilumine tu mente y encienda tu corazón. Él está más cerca de ti de lo que eres consciente. Si estás en estado de gracia, Él reside en tu corazón.

3. Dedicar tiempo, espacio, buena voluntad y silencio.
Como cualquier arte se aprende con la práctica, esto también aplica a la oración. Para aprender a orar, debemos tener un tiempo determinado, un buen lugar, buena voluntad de nuestra parte y silencio. El sabio refrán de que “La práctica hace al maestro”, aplica tanto en el deporte como en la oración.

4. Hacer Penitencia.
Puede que nuestra oración se haya vuelto insípida, aburrida, sin vida, anémica y estancada por muchas razones. Una posible razón podría ser una vida de sensualidad, permisividad, gula, o simplemente vivir más según la carne que según el espíritu. Como nos recuerda san Pablo, la carne y el espíritu están en oposición mutua.

Jesús pasó cuarenta días y noches orando y ayunando. Los Apóstoles pasaron nueve días y noches orando y ayunando. No podemos avanzar en una vida mística seria dirigida por el espíritu si no hemos pasado por la vida ascética de sacrificio, mortificación y penitencia.

Un pájaro necesita dos alas para volar; lo mismo ocurre con un seguidor de Cristo. Para volar alto en la vida mística las dos alas son la oración y la penitencia.

Si no tienes formación en la vida penitencial, consulta a un buen director espiritual y comienza con pequeños actos de penitencia para acumular fuerza de voluntad con el fin de realizar actos más heroicos de penitencia. Si nunca has corrido, empieza con una cuadra y luego alcanza una milla.

5. Buscar Dirección Espiritual.
Los atletas necesitan entrenadores; los estudiantes necesitan profesores; los profesores necesitan mentores para aprender el arte. Igualmente importante, los guerreros de la oración deben tener algún tipo de orientación y esto se llama dirección espiritual.

San Ignacio de Loyola insistió en la vida espiritual como un camino de acompañamiento. Santa Teresa de Ávila tuvo varios santos dirigiéndola en su largo y doloroso camino hacia la perfección: san Juan de la Cruz, san Pedro de Alcántara y san Francisco de Borja.

Hay muchos obstáculos en el camino espiritual, sobre todo cuando uno persigue una vida profunda de oración; por eso tener un director espiritual capacitado que conoce las trampas del demonio, los obstáculos y peligros que siempre están presentes, puede ayudarnos a crecer de manera constante en santidad a través de una vida de oración más profunda y auténtica.

6. Acompañar la oración con la acción.
Santa Teresa de Ávila señala que el crecimiento auténtico en la oración se demuestra por el crecimiento en la santidad y que éste significa la práctica de la virtud. Jesús dijo que conocemos el árbol por los frutos. Del mismo modo una auténtica vida de oración alcanza su plenitud progresiva en la práctica de las virtudes: fe, esperanza, caridad, pureza, bondad, servicio, humildad y un amor constante por el prójimo y la salvación de su alma inmortal.

La Virgen es modelo en todo momento, pero sobre todo en la íntima conexión entre la contemplación en la acción. En la Anunciación admiramos a María absorta en la oración; a continuación, en el siguiente misterio (en la Visitación) vemos cómo sigue la inspiración del Espíritu Santo para ir a servir a su prima en una misión de amor. En verdad podemos llamar a María una verdadera “contemplativa en acción”. Como María, estamos llamados a ser “contemplativos en acción”.

7. Estudiar y leer acerca de la oración.
Santa Teresa de Ávila no permitía en el convento de las Carmelitas a las mujeres que no sabían leer. ¿Por qué? La razón simple es que ella sabía lo mucho que podían aprender sobre muchos temas, pero sobre todo de la oración, a través de una lectura espiritual sólida.

¡Encuentra buena literatura sobre la oración y léela! Cuántas ideas útiles vienen a través de una buena lectura espiritual. Una sugerencia: lee la parte 4 del Catecismo de la Iglesia Católica. Esta es una obra maestra espiritual sobre la oración.

8. Participar en retiros.
Una manera muy apropiada para ir realmente profundo en la oración es apartar un tiempo para un período prolongado de oración; esto lo llamamos un retiro espiritual. Uno de los estilos más eficaces de retiros son los retiros ignacianos. Podría durar un mes entero, u ocho días, o incluso un retiro de fin de semana puede resultar muy valioso.

Jesús, al ver los Apóstoles abrumados con el trabajo, los exhortó: “Vengan aparte por un tiempo y descansen…”. Este descanso que Jesús mencionó clásicamente se ha interpretado como un llamado al retiro espiritual. Mira tu calendario del año y aparta algún tiempo. Períodos más largos de tiempo para la oración permiten una mayor profundidad en la oración.

9. Acudir a la confesión.
A veces la oración resulta extremadamente difícil debido a que tenemos la conciencia sucia por el pecado. Jesús dijo: “Bienaventurados los limpios de corazón, porque verán a Dios” (Mt 5,8) Después de una buena confesión, en la que la Preciosa Sangre de Jesús lava nuestra alma y limpia nuestra conciencia, los ojos del alma puede ver y contemplar el rostro de Dios con mayor claridad.

10. Contar con el apoyo de la Virgen María
Así como hemos mencionado la importancia de que el Espíritu Santo esté con nosotros como nuestro Maestro Interior, así también constantemente debemos pedir a María que ruegue por nosotros e invitarla a orar con nosotros cada vez que dedicamos tiempo y esfuerzo a la oración. Ella nunca nos fallará.

De la misma manera en Jesús convirtió el agua en vino en Caná por intercesión de María, ella puede ayudarnos a convertir nuestra oración insípida y sin sabor en el vino dulce de la devoción. ¡María nunca te fallará! Acude a ella.

Fuente: Catholic Exchange. Autor: Fr. Ed Broom
Traducción al español, modificaciones y adaptación de PildorasdeFe.net

CUAL ES LA FE QUE HACE MILAGROS?


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"Hay personas que no hace nada para ayudar, que vive siempre para sí misma, a fin de que no le falte nada. Al final éstos se vuelven neuróticos" Así lo ha comunicado el Papa Francisco en la homilía de la Santa Misa celebrada en la Capilla de Santa Marta.

El Santo Padre, en su reflexión, ha querido indicarnos tres modos de vivir la fe de acuerdo a la Palabra de Dios, basándose en el pasaje del Evangelio que habla sobre los especuladores que habían convertido el templo del Padre en una casa de negocios. De inmediato su reflexión:

1.- Primer modo: Egoísmo espiritual
Vive para sí mimos; tranquilo, egoísta, no quiere problemas. Y Jesús maldice la higuera, porque es estéril, porque no hacía lo que debía para dar fruto. Representa a la persona que no hace nada para ayudar, que vive siempre para sí misma, a fin de que no le falte nada. Al final éstos se vuelven neuróticos, ¡todos!

Jesús condena la esterilidad espiritual, el egoísmo espiritual. «¡Yo vivo para mí, que a mí no me falte nada y que los demás se las arreglen!».

2.- Segundo modo: Explotadores de la Fe
El otro modo de vivir es el de los explotadores, el de los especuladores del templo. Explotan incluso el lugar sagrado de Dios para hacer negocios: cambian las monedas, venden los animales para el sacrificio, también entre ellos tienen como un sindicato para defenderse. Y esto no sólo era tolerado, sino incluso permitido por los sacerdotes del templo. Son aquellos que hacen de la religión un negocio.

En la Biblia está la historia de los hijos de un sacerdote que inducían a la gente a dar ofertas y ganaban tanto, incluso con los pobres. Y Jesús no ahorra sus palabras: «Mi casa será llamada casa de oración. ¡Ustedes, en cambio, han hecho de ella una cueva de ladrones!»

La gente que iba en peregrinación allí a pedir la bendición del Señor, a hacer un sacrificio: ¡allí, aquella gente era explotada! Los sacerdotes allí no enseñaban a rezar, no les daban la catequesis… Era una cueva de ladrones. Paguen, entren… Hacían ritos vacíos, sin piedad. No sé si nos hará bien pensar si entre nosotros sucede algo de este tipo en algún lugar. No lo sé. Es utilizar las cosas de Dios para beneficio propio.

3.- Tercer modo: Una fe que hace milagros
El tercer modo de vivir es la vida de fe, como indica Jesús: «Tengan fe en Dios». Si uno dijera a este monte «levántate y échate en el mar», sin dudar en su corazón, pero creyendo que cuanto dice va a suceder, eso sucederá. Todo lo que pedirán en la oración, tengan fe en que lo obtendrán y sucederá. Sucederá precisamente lo que nosotros pedimos con fe.

Es el estilo de vida de la fe. «Padre, ¿qué debo hacer por esto?»; Pero pídele al Señor que te ayude a hacer cosas buenas, pero con fe. Sólo con una condición: «cuando ustedes se pondrán a rezar pidiendo esto, si tienen algo contra alguien, perdonen». Es la única condición, para que también su Padre que está en los cielos les perdone a ustedes sus culpas. Éste es el tercer estilo de vida. La fe, la fe para ayudar a los demás, para acercarse a Dios. Esta fe que hace milagros.

Pidamos hoy al Señor que nos enseñe este estilo de vida de fe y que nos ayude a no caer jamás, a nosotros, a cada uno de nosotros, a la Iglesia, en la esterilidad y la especulación.

- Papa Francisco
Homilía en Santa Marta, Ciudad del Vaticano, 29 de Mayo de 2015

Redacción: PildorasdeFe.net | Fuente de la homilía: Radio Vaticana