lunes, 11 de septiembre de 2017

ESPERAR EN DIOS NO ES LO MAS FACIL, PERO SI LO MAS SEGURO



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Realmente los Planes de Dios son mas grandes y mejores que los que jamás ojo humano pudiera imaginar. Su tiempo es perfecto. Nada se mueve sin que el lo tenga bajo control. Lo permite todo porque hay un propósito en cada accionar. Solo quiere llamar nuestra atención para que nosotros estemos con nuestras lámparas encendidas. 

Sin embargo, no se puede disimular la prisa que tenemos para que Dios haga lo que quiere hacer y nuestros ojos observan que ese tiempo se ha paralizado ante lo que esperábamos que sucediera. Ese tiempo, aparentemente "prudente", que ya habíamos destinado para la solución de las dificultades, que humanamente no podemos controlar, se nos escapa de nuestras manos.

Es muy fácil cuando leemos artículos que nos llevan a la diaria conversión, pero aplicarlo en las situaciones de cada día, retrasan nuestra confianza, debilitan nuestra fe, nos sumergen en desesperanzas al ver cómo el desobediente sigue haciendo sus maldades, mientras nosotros seguimos, en medio del cansancio, clamando su Justicia Divina. 

Sentimos que no hemos sido escuchados, que no estamos pidiendo conforme a la voluntad de Dios, que nuestras peticiones no tienen intención de mejoras, y repasamos nuevamente la manera de cómo estamos elevando nuestro pedido para ser escuchados por el único que puede darle un giro a las cosas, DIOS.

El mundo esta retorcido con tantas traiciones, falsedades, hipocresías, incoherencias, indiferencias, y esto nos debe llevar a pedir primero de su Protección Divina.

Oración:

Ven, Espíritu Santo, ven, revisa nuestro interior, ayúdanos a depositar en Jesús todas nuestras cargas, pues se nos está haciendo pesada en este caminar de salvación y nos agotamos por el peso de nuestros pecados, al que le añadimos las cargas ajenas de nuestro prójimo mas cercano.


Ven a purificar nuestros sentidos, ven a lavarnos para descontaminar nuestras inmundicias que las permitimos entrar desde el amanecer, y aún somos débiles para reaccionar y no dejarlas permanecer en nuestro interior. 


Ven, Divino Paráclito, ven y quédate, únete a nuestro espíritu, una vez lo hayas preparado para estar alineado contigo. Permite que nuestros corazones se encuentren en tu Santa Paz, que hayas perdonado nuestro mal obrar, que nos hayamos arrepentido de no pensar, hablar, escuchar, sentir ni actuar como lo hiciera Jesús en todo momento. 


Ven, Espíritu de Dios, Consolador, Promesa del Padre, ven y trae la calma, la confianza, obediencia, que nos hace falta para poder acercarnos al Trono de Dios Padre.

Juan 9,31 "Es sabido que Dios no escucha a los pecadores, pero al que honra a Dios y cumple su voluntad, Dios lo escucha".

Estas palabras de las Sagradas Escrituras, son de las promesas que Dios cada día renueva en nuestras vidas, siempre que acudimos a la fuente de las respuestas, del consuelo, de la esperanza, de que en un instante humano Dios puede hacerlo todo, en su magnifica perfección. Queriendo que todos sus hijos se salven, que tengan su ojos abiertos para que no se dejen seducir por el demonio, para que se arrepientan de sus maldades, de sus desobediencias, se aparten de sus mundos pecaminosos.

Dios siempre da oportunidades al malvado para que reconozca sus faltas, se arrepienta y camine en la verdad, en la justicia y en el amor, como Cristo nos enseñó.

Padre del Cielo, que nosotros los que nos acercamos a ti, que esperamos en ti, que confiamos en ti, que nos abandonamos a ti, que esperamos la justicia de ti, ayúdanos a permanecer en vigilia, atentos, serenos, al cumplimiento de tu Voluntad. 

Que los embustes del maligno no nos hagan desviar de tu propósito divino. Que tus Santos Angeles acampen noche y día sobre nosotros, los que te seguimos esperando, confiados en el cumplimiento de tus promesas. 

Amen!

Tu hija, 

Joselin💜