El Evangelio de hoy 2 de septiembre, Lucas 5, 1-11, nos recuerda la pesca de Pedro y la confianza puesta en la palabra y en el nombre de Jesús:
1.Cierto día la gente se agolpaba a su alrededor para escuchar la palabra de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret.
2.En eso vio dos barcas amarradas al borde del lago; los pescadores habían bajado y lavaban las redes.
3.Subió a una de las barcas, que era la de Simón, y le pidió que se alejara un poco de la orilla; luego se sentó y empezó a enseñar a la multitud desde la barca.
4.Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: «Lleva la barca mar adentro y echen las redes para pescar.»
5.Simón respondió: «Maestro, por más que lo hicimos durante toda la noche, no pescamos nada; pero, si tú lo dices, echaré las redes.»
6.Así lo hicieron, y pescaron tal cantidad de peces, que las redes casi se rompían.
7.Entonces hicieron señas a sus compañeros que estaban en la otra barca para que vinieran a ayudarles. Vinieron y llenaron tanto las dos barcas, que por poco se hundían.
8.Al ver esto, Simón Pedro se arrodilló ante Jesús, diciendo: «Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador.»
9.Pues tanto él como sus ayudantes se habían quedado sin palabras por la pesca que acababan de hacer.
10.Lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: «No temas; en adelante serás pescador de hombres.»
11.En seguida llevaron sus barcas a tierra, lo dejaron todo y siguieron a Jesús."
Evangelio según San Lucas, 5 - Bíblia Católica Online
No hay vuelta atrás, tenemos una sola vida, una sola travesía, y en el camino nos podríamos hundir, podríamos naufragar, quien quiere fracasar, por nuestra fe por nuestra creencia, queremos con la ayuda de Dios llegar a la orilla, al Reino de los Cielos, para gozar allí por toda la eternidad
En tu nombre lanzaré las redes dice Simón Pedro, y el Señor lo bendijo con una pesca abundante. Los frutos llegan cuando depositamos nuestra fe y nuestra confianza en el Dios nuestro Señor, pero para eso hay que romper las amarras, hay que zarpar, dejar esas falsas seguridades que da estar en un pedazo de tierra.
El mar encierra misterios, en el mar nos sentimos inseguros, continuemos adelante mirando siempre a Jesús que nos dice Duc in Altum, rema mar adentro en Jesús, sin miedo, lanza las redes para pescar y sigamos este viaje hacia la eternidad, es lo que quiere el Señor, recibirnos, esa es nuestra misión.
Busca las cosas del cielo, no las del mundo que son pasajeras. El Señor nos espera para darnos la recompensa eterna. Que así sea.