lunes, 17 de junio de 2013

EL ZAPATERO



El Zapatero


La historia cuenta que había un zapatero que no podía cubrir sus mínimas necesidades con lo que ganaba en su trabajo.

Un día llego Jesús y le pidió que le arreglara sus sandalias, que estaban muy deterioradas. Jesús le dijo: te puedo dar lo que quieras si me las arreglas. El zapatero lo miró con desconfianza y le dijo: ¿Me puedes dar tú el millón de dólares que necesito para ser feliz?

Entonces Jesús le dijo: Te puedo dar 100 millones de dólares, pero a cambio tendrías que darme tus piernas.

El zapatero respondió: ¿De qué me sirven 100 millones si no tengo piernas?

Pero Jesús insistió: Te puedo dar 500 millones de dólares, si me das tus brazos.

¿Pero Señor qué puedo hacer con 500 millones y sin brazos?, ni siquiera podría comer solo.

El Señor le habló de nuevo y dijo: Te puedo dar 1.000 millones si me das tus ojos.

El zapatero, contestó: ¿Qué puedo hacer yo con tanto dinero si no podría ver a mis hijos, a mi esposa y las cosas bellas de este mundo?

Jesús con una dulce sonrisa le dijo: Tú dices que eres pobre, pero te he ofrecido ya 1.600 millones de dólares y los has rechazado. ¿No te das cuenta lo rico que eres?, que no cambiarías por todo el dinero del mundo las partes de tu cuerpo.

Es importante dejar de ver las riquezas que nos rodean y que no podemos obtener, y agradecer profundamente a Dios por nuestra salud y, sobre todo, por nuestra vida, que son las joyas más valiosas que podemos poseer.

“Él nos da esas riquezas que sólo podemos disfrutar si aceptamos que Él viva en nuestro corazón”

Ahora, pensemos en esto: ¿qué debería ser lo más importante para nosotros? ¿Tener riquezas?...No.

En realidad, tu posees algo mucho más valioso que un carro, una lujosa casa o mucho dinero ¿sabes que es?... La vida. La vida es lo más importante porque sin ella no puedes hacer nada. Pero tu vida depende de que hagas lo que le agrada a Dios, ¿no es cierto?

Jesús, en su paso por esta tierra quería enseñar la lección de que hay algo más importante. Por eso relató la historia de un hombre que se olvido de Dios. ¿Te gustaría conocerla? Te invito a leerla en Lucas 12: 13-21. Ahora meditemos un poco acerca de ella: Verdad que tú no quieres ser como aquel hombre rico insensato que atesoro tesoros y se olvidó de Dios? Para él lo más importante en la vida era conseguir bienes materiales. Ese fue su error, siempre quería más. Muchas personas son como aquel hombre, siempre quieren más. Sin embargo, eso puede causarles problemas.

Los seres humanos somos tan inconformes; quizás tengas el alimento para cada día, ropa que ponerte y un lugar donde vivir. Pero quieres mucha ropa y casas más grandes. Todo eso cuesta dinero. Así que trabajas mucho para ganarlo y cuanto más dinero tienes más quieres tener.

Algunos trabajan tanto para ganarlo, que no les queda tiempo para dedicarlo a su familia ni tampoco a Dios. Puede mantenerlos vivo su dinero?...No. Pueden usar su dinero después de morirse?... No, porque los muertos no pueden hacer nada en lo absoluto (Eclesiastés 9: 5-10). 

Esto no significa que tener dinero sea malo…No. Con el podemos comprar alimentos y ropa. La Biblia dice que sirve de protección (Eclesiastés 7:12). Pero si amamos el dinero, entonces si tendremos problemas. Seremos como el hombre rico que guardo tesoros para si mismo, pero no fue rico para con Dios.

Y… ¿Cómo se hace uno rico ante Dios? Pues, mira, el Reino de Dios viene a la tierra cada vez que una persona realiza un acto de amor, de perdón, de amabilidad, de servicio, de ayuda desinteresada.

Así que, entiendo que ¨Ser rico para Dios es recibir de él, como regalo inmerecido, un amor que nos capacite para amar a los demás, y cada acto de amor que realicemos por pequeño que sea, será un deposito en la cuenta para ser ricos ante Dios.

Tratemos, pues, de ser ricos para con Dios, haciendo lo que a él le agrada. Eso le gusta a Dios. Te sugiero que empieces por leer la Biblia, ir a las reuniones cristianas, orar a Dios y ayudar a otras personas a que aprendan de él. Esas cosas son las más importantes en la vida. Jesús era rico para con Dios, y por eso Dios lo cuidó. Lo recompensó con vida eterna…¨Siempre hago las cosas que le agradan¨ (Juan 8:29).

Si somos como Jesús, Dios nos amará y nos cuidará también a nosotros. Por lo tanto, imitemos a Jesús, y nunca al hombre rico que se olvidó de Dios.




WENDY LA NIÑA DE TUS OJOS.